"Nada podemos esperar sino de nosotros mismos" | SURda |
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26-08-2015 |
La Guerra Fría está aquí y hay que lidiar con ella
Dibujado por Alekséi Iorsh
Piotr Romanov, The Moscow Times, 23 de agosto
Con la nieve hasta las rodillas, azotados por ráfagas de viento helado, los políticos están ocupados en lo que creen que es un debate que vale la pena: definirse sobre si, de hecho, una nueva Guerra Fría se nos vino encima. "Los requisitos previos para una nueva Guerra Fría faltan", dijo el ministro de Relaciones Exteriores, Sergei Lavrov, en un intento sombrío por negar el ataque político y económico y dipolmático de Occidente sobre Moscú.
E, ignorando ciegamente el daño que las contramedidas rusas a las sanciones ya han provocado sobre las economías de Italia y muchos otros países europeos, el ministro de Exteriores italiano Paolo Gentiloni habló en el modo subjuntivo para sugerir que una nueva guerra fría sería "un desastre absoluto."
Hay una expresión tanto en Inglés como en ruso [nota: también en español] que dice que si algo parece un pato, nada como un pato y grazna como un pato, probablemente sea un pato. Todos los signos de una nueva Guerra Fría han estado presentes durante mucho tiempo, y una simple mirada por la ventana hacia el clima político desagradable convencería de este hecho a cualquiera.
Rusia y Occidente están enfrascados en una guerra de información y propaganda. Las sanciones mutuos se han instalado. Ambas partes han aumentado dramáticamente el número de ejercicios militares. En una vuelta al pasado, Rusia demuestra su más reciente material militar durante las celebraciones del Día de la Victoria, y Occidente refuerza sus fronteras orientales con equipo militar pesado.
La Red de Liderazgo Europea - una ONG británica que cuenta con decenas de oficiales militares jubilados europeos, y políticos - publicó un informe titulado "Prepararse para lo peor: Los ejercicios militares de Rusia y la OTAN ¿hacen más probable la guerra en Europa?" Esta Red responde a su propia pregunta: Sí, las dos partes se están preparando para una confrontación a gran escala. ¿Suena familiar?Hubo un tiempo en que ambas partes publicaban informes similares en forma regular.
Los eventos en Ucrania son una repetición casi exacta de los conflictos durante la primera Guerra Fría. Pocas personas lo recuerdan ahora, pero la lección más importante que los EE.UU. y la Unión Soviética aprendimos de la guerra de Corea en 1953, fue que dos potencias pueden ser arrastradas a la confrontación a partir de un conflicto regional.
Resultó que, en la era nuclear, las dos partes se podían repartir el mundo y definir su relación en una forma que garantizase la seguridad de ambos. Una serie de crisis globales - incluyendo la crisis de los misiles en Cuba - junto con el rápido crecimiento de las capacidades nucleares soviéticas, arraigaron firmemente esa idea en la mente de los políticos estadounidenses y soviéticos. Después de todo, ¿por qué se han arriesgado a entrar en confrontación directa?
El Occidente y la Unión Soviética siempre lucharon entre sí en guerras de poder que involucran a las tropas de otros países. Moscú y Washington nunca han entrado en conflicto directo en el Medio Oriente, Asia, América del Sur o África. Sólo ayudaron a sus fuerzas títeres con dinero, armas, asesores militares y, por supuesto, "recomendaciones" que eran casi imposible de ignorar por parte de los gobiernos. Ucrania es su primer enfrentamiento "proxy" en la nueva ola de lo que podría convertirse en toda una serie de conflictos en una continua guerra fría.
Las dos partes, probablemente utilicen el chantaje nuclear en la actual guerra fría, aunque es casi seguro que la tensión no escalará hasta el punto de un intercambio nuclear real. Sin embargo, ese "casi" conlleva un peligro considerable. Como demuestra la historia, el riesgo de error humano y técnico aumenta cada vez que la situación se deteriora notablemente. Por tanto, es poco aconsejable que enterremos nuestras cabezas en la arena y neguemos el hecho evidente de que el estado actual de las cosas es a la vez muy serio y peligroso. Es mejor enfrentarse a esa verdad que a disfrutar de las ilusiones.
Tampoco tiene mucho sentido creer lo que los diplomáticos nos están diciendo. Se les paga para decir lo que la situación exige. Como el ex primer ministro británico Harold Macmillan señaló acertadamente una vez: "Un buen diplomático siempre recuerda lo que se debe olvidar." Y parece que muchos de los diplomáticos de hoy son cuidadosos en borrar de sus mentes las verdaderas causas de la confrontación eterna entre el Este y el Oeste.
Los que no están dispuestos a admitir la existencia de una nueva Guerra Fría argumentan que las dos partes no tienen diferencias ideológicas irreconciliables como pasaba entre Occidente y el Campo Socialista en el pasado. Es verdad. Sin embargo, el libre mercado y la democracia se encuentran en diferentes fases de desarrollo en Rusia y Occidente, y alcanza con esto para crear una gran tensión. El peligro principal actual tiene sus raíces en el pasado distante.
Por supuesto, los factores ideológicos, políticos, económicos y muchos otros son importantes, ya sea porque impulsen hacia adelante al país o bien obstaculicen su desarrollo. Pero desde el punto de vista de la historia del mundo a través de los siglos, lo más importante que debemos tener en cuenta es el replanteo del lugar de Rusia que hizo Pedro el Grande durante su reinado.
Es esa la posición que define principalmente el potencial de Rusia aún hoy en día, y no la autocracia zarista, la economía planificada soviética, o el libre mercado bajo el presidente Vladimir Putin. Y debido a que el "oso ruso" no ha vuelto sus pasos en la última década, no se ha reducido al tamaño de una ardilla ni acordado convertirse en el perro faldero de Occidente como ocurrió durante la presidencia de Boris Yeltsin - e incluso fue tan lejos como para criticar Occidente en lo que comienza con el famoso discurso de Putin en Munich en 2007 - la desconfianza hacia Rusia no ha dejado de crecer.
Por supuesto, algunos podrían argumentar que los temores políticos occidentales son exagerados en gran medida debido a que Rusia ya está sobrecargada por sus propios problemas: datos demográficos negativos, corrupción generalizada y la "democracia soberana" que sólo retrasa su desarrollo. Sin embargo, la historia proporciona una base para las "sospechas incómodas" de Occidente.
Después de todo, Rusia ha burlado con frecuencia las expectativas de Occidente. Por ejemplo, ya en la época de Pedro el Grande, ¿quién podría haber imaginado que la atrasada Moscovia se convertiría en una gran potencia mundial en una sola generación? ¿Y quién en Occidente creía que el experimento soviético podría arrancar de masas incultas armados sólo con palas de madera y lograr la industrialización a gran escala en tan poco tiempo?
¿Dónde está la garantía de que Rusia postsoviética no sorprenda en forma similar a Occidente? Después de todo, los rusos no sólo se han negado a ceder bajo el peso de las sanciones occidentales, sino que se han unido con más entusiasmo en torno a su líder.
Y, por último, un país enorme como Rusia, naturalmente, tiene mayores intereses en juego que, por ejemplo, la pequeña Andorra, y sus intereses están inevitablemente en conflicto con las de los demás. La cuestión es cómo las partes intenten resolver ese problema.
Pueden apostar al equilibrio del poder como lo hicieron el Occidente y la Unión Soviética. El jugador dominante puede promover enérgicamente sus intereses, como los EE.UU. han hecho en el escenario mundial desde el colapso del estado soviético. O bien, pueden llegar a un compromiso para lograr un cierto equilibrio de intereses. Hasta ahora, Rusia y Occidente han tenido poco éxito con este último enfoque, y la única alternativa a un equilibrio razonable de intereses es la actual guerra fría que involucra a Rusia y Occidente.
Tomará muchos largos y difíciles años de esfuerzo liberarnos del atolladero actual, junto con una sucesión de varias generaciones de líderes políticos de Occidente y Rusia.
¿Es cierto, como el ex presidente de Estados Unidos Ronald Reagan una vez conjeturó ante las Naciones Unidas, que sólo una invasión extraterrestre podría acelerar un acercamiento entre los EE.UU. y Rusia?
¿O podríamos de alguna manera manejarlo nosotros mismos sin ningún tipo de injerencia de los marcianos?Fernando Moyano
moyano.fer@gmail.com
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